Tanto en fachadas exteriores, en cubiertas expuestas a la lluvia como en paredes interiores, los microorganismos forman decoloraciones difusas o puntos de tono negro grisáceo. Pueden acelerar los daños provocados en la pintura y en las superficies revocadas.
Una característica común a estos organismos es su necesidad de humedad para desarrollarse, por lo que las más afectadas son las superficies poco o nada soleadas o mal protegidas contra la humedad, como las partes altas de los muros cubiertas con aleros poco salientes y las paredes de las habitaciones sin calefacción. La humedad concentrada en la zona del zócalo también puede subir desde el suelo por capilaridad.
Una vez infectada la superficie, los mencionados organismos vegetales se propagan con rapidez y llegan a afectar al aspecto de la fachada. Sus esporas penetran en fisuras, juntas o capilares del revoque, por lo que no basta con eliminarlos sin más.
Para combatir musgos, algas, líquenes y mohos, hay que recurrir a productos fungicidas y alguicidas. Al utilizarlos, se deben respetar siempre las indicaciones del fabricante.
Os dejamos aquí dos vídeos de cómo eliminar y limpiar una superficie con mohos, hongos, verdín y microorganismos:
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